La comunidad expresó su profundo dolor por la muerte de Fernando Fetter (chofer de la ambulancia) y Paulino Palancar (médico) producida este martes por la tarde en un accidente en Ruta 33, cerca del acceso a Elortondo.
El Ministerio de Salud de la provincia de Santa Fe emitió el siguiente comunicado:
Con profundo dolor comunicamos el fallecimiento de dos trabajadores Sistema Integrado de Emergencias Sanitarias (SIES) 107, quienes perdieron la vida este martes en un accidente vial en la Ruta 33, en inmediaciones del acceso a Elortondo, mientras se dirigían en ambulancia a Rosario a buscar una paciente.
Ambos cumplían con su deber, comprometidos con el cuidado de la salud de los santafesinos. Su entrega y vocación de servicio nos llenan de orgullo y merecen el reconocimiento de toda la sociedad.
Acompañamos con respeto a sus familias, amigos y compañeros de la Secretaría de Logística Integrada y Articulación de Redes (SeLIAR) en este triste momento, brindando acompañamiento a los equipos afectados.
Su compromiso quedará grabado en la memoria del sistema de salud pública, especialmente de la red de la Región de Venado Tuerto, donde brindaban atención.
Por su parte, el conductor del otro vehículo resultó con lesiones leves y permanece en observación.
El emotivo mensaje que se viralizó en las redes sociales
No volvieron
Salieron temprano, como cada día.
No sabían que el destino ya había marcado su última guardia. Eran un médico y un chofer de ambulancia.
Dos de esos que no dudan, que corren cuando alguien cae, que se juegan la vida por salvar la de otros.
Hoy la ruta se volvió silencio. Hoy la sirena no anuncia auxilio, sino ausencia.
Los que cuidan, los que sanan, los que dan todo sin pedir aplausos, hoy no volvieron.
Y duele. Duele hondo.
Porque eran más que una profesión:
eran manos tendidas, ojos atentos, corazones que laten por los demás.
A veces no los vemos. A veces los damos por sentado. A veces olvidamos la humanidad detrás de la función y nos enojamos, exigimos, maltratamos, criticamos.
No sabemos de los cumpleaños a los que no pueden asistir, de las navidades que brindan en una guardia, de las madrugadas de frío en una ruta haciendo lo que deben hacer.
Son ellos quienes enfrentan el dolor ajeno como si fuera propio.
Hoy nos toca a nosotros sentir ese dolor por ellos.
Que no se pierdan sus nombres en la estadística, que no se olviden sus rostros en la prisa.
Que su entrega sea semilla de respeto,
de memoria, de gratitud sincera.
Porque salieron a cuidar vidas... y entregaron la suya.
Hasta la próxima guardia, compañeros.